En la cúspide había un templo y una estatua de un ídolo de grandes proporciones; ahora tan sólo queda una
plataforma cuadrada de superficie un tanto irregular. Su núcleo es de adobe y antiguamente, estaba toda
recubierta de pinturas sobre estuco. Por su ubicación, cierra la Avenida de los Muertos en uno de los ejes.
La escalinata tiene 365 escalones uno por cada día del año. Su diseño incorporó descansos entre las secciones
para que la gente descansara.
No está hecha de bloques de piedras compactas. Es un montículo de tierra en forma de cinco grandes escalones y
recubierto con pequeñas piezas de lava petrificada. Ese material de construcción, en diversas tonalidades de
rojo, marrón y negro, fue el que se usó en todo Teotihuacán, y todos los edificios importantes están construidos
de forma muy similar.
En el marco del folclore popular, de supersticiones, y creencias, se dice que estando en la cúspide, de pie en el
centro de la plataforma, si se pide un deseo, éste seguramente se cumplirá; también es el lugar apropiado para
recibir "energía cósmica"; aún más, hay padres que llevan a sus niños en brazos hasta la cima para presentarlos
al cosmos; la Pirámide del Sol retoma el respeto de un templo sagrado.
Se piensa que cuando Teotihuacan estaba habitada por sus primeros constructores, la Pirámide del Sol estaba
cubierta de estuco, y cada una de sus cuatro caras estaba pintada de diferente color. También se ha sugerido que
como el nombre de "Pirámide del Sol" le fue dado cuando ya se encontraba en ruinas, pudo haber estado consagrada
realmente a Tlaloc a pesar del nombre que le fue dado por los mexicas, "encierro del sol".
Algunos arqueólogos estiman que la Pirámide del Sol se empezó a construir sobre cavernas sagradas.
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