Localizado a 10 km de la ciudad de Oaxaca de Juárez, capital del estado mexicano del mismo nombre.
Monte Albán fue durante mucho tiempo la sede del poder dominante en la región de los Valles Centrales de Oaxaca,
desde el declive de San José Mogote hasta el ocaso de la ciudad, ocurrido alrededor del siglo IX. El nombre
antiguo de esta ciudad fundada por los zapotecas a finales del Preclásico Tardío es objeto de discusiones.
De acuerdo con algunas fuentes, el nombre original fue Dani Baá. Se sabe, en cambio, que los mixtecos conocieron
la ciudad como Yucucúi (idioma mixteco: Yúcu-cúi, “Cerro Verde”).
El conjunto de monumentos prehispánicos junto con el centro histórico de la ciudad de Oaxaca de Juárez, fueron
inscritos en 1987 en el registro del programa Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
El recinto ceremonial de Monte Albán se encuentra en la cima de un cerro solitario que se encuentra en el centro
de los Valles Centrales de Oaxaca. Desde las alturas de Monte Albán se domina visualmente los tres brazos del
valle de Oaxaca: al noroeste se encuentra el valle de Etla; al oriente, el valle de Tlacolula; y al sur, el
valle de Zimatlán-Ocotlán.
Al parecer, la elección del emplazamiento de la plaza principal de la antigua ciudad
zapoteca se debió a cuestiones de orden estratégico, pues su localización permitía una mejor defensa de la
ciudad en caso de ataques militares. La mayor parte de la población radicaba en viviendas de materiales
perecederos en las laderas del monte. En cambio, las élites política, militar y religiosa vivían en el interior
del recinto ceremonial.
El valle de Oaxaca se caracteriza por su clima cálido y de lluvias moderadas. Sin embargo, la presencia del
Río Atoyac era garantía de una fuente de agua necesaria para el florecimiento de la agricultura que fue la
principal actividad económica de los mesoamericanos, favorecida también por las características topográficas de
la región, con aluviones amplios y suelos fértiles. Monte Albán era el centro político de esta región de gran
importancia agrícola.
Al final de la Fase Xoo (siglo VIII) las obras públicas en Monte Albán se detuvieron; los edificios del centro
ceremonial ya no fueron remozados nuevamente, lo que es indicador del abandono de la ciudad por parte de la
élite gobernante. Al mismo tiempo, la ciudad perdía su población, en favor de otras localidades cercanas,
ubicadas en el valle, pero en las inmediaciones de la antigua ciudad. El colapso de Monte Albán ocurrió algo más
tarde que el de Teotihuacán.
Monte Albán fue abandonada definitivamente en tanto núcleo de población durante esta época, aunque fue
reutilizada por los habitantes zapotecos del valle con fines rituales. Durante el Posclásico Temprano, el
expansionismo de los mixtecos pone a varias poblaciones de Los Valles bajo la influencia de ese pueblo montañés.
Esto se refleja en la evidencia arqueológica de ciudades como Zaachila, Cuilapán y Mitla.
Visible como es desde el centro del valle de Oaxaca, la zona arqueológica de Monte Albán atrajo visitantes y
exploradores desde la época del virreinato de Nueva España. No se ha encontrado referencia a esta ciudad en
textos de los siglos XVI al XVIII, pero no parece probable que la ciudad haya permanecido completamente olvidada
hasta el siglo XIX.
La primera investigación intensiva en el sitio corrió a cargo del mexicano Leopoldo Batres que también realizó
excavaciones en Teotihuacán en 1902, que era por aquel tiempo el titular de la Inspección General de Monumentos
del gobierno mexicano de Porfirio Díaz. Sin embargo, de mayor relevancia por los hallazgos realizados en el lugar
fueron las excavaciones dirigidas por Alfonso Caso Andrade en 1931 y 1939, estas últimas en compañía de Ignacio
Bernal y Jorge Acosta. En la segunda temporada, los arqueólogos realizaron investigaciones en el conjunto
monumental de Monte Albán, lo que permitió rescatar y restaurar la mayor parte de los edificios que constituyen
la zona abierta al público. Gracias a las exploraciones de Caso y sus compañeros, fue descubierto un gran número
de edificaciones habitacionales, cívico-administrativas y religiosas; tambien numerosas tumbas, entre ellas las
célebres tumbas 7, 104, 105, y 107.
Como resultado de los hallazgos de Monte Albán, Caso y sus compañeros establecieron la primera cronología para
la historia precolombina de la ciudad, desde su fundación alrededor del año 500 a. C. hasta el fin del
Posclásico mesoamericano en 1521.
Como en otras partes de Mesoamérica, los restos de las edificaciones precolombinas de Monte Albán son en su
mayoría los restos de las plataformas piramidales que sostuvieron las edificaciones dedicadas al culto religioso,
a la administración pública o los restos de conjuntos habitacionales dedicados a los estratos dominantes de la
sociedad. Sin embargo, gracias a los trabajos de mapeo del cerro, también se ha podido conocer la organización
de los barrios habitacionales de la ciudad. Mientras el conjunto monumental se organiza en torno a la plaza
central.
La arquitectura monumental de Monte Albán recibió la influencia de los primeros centros urbanos de los Valles
Centrales de Oaxaca, como San José Mogote y Dainzú. Especialmente San José Mogote poseía una plaza central en
torno a la cual se organizaban las plataformas sobre las que se construyeron los edificios públicos de ese
centro protourbano. Pero, de acuerdo con la reconstrucción realizada en 1996, las plataformas de Mogote estaban
constituidas por un solo cuerpo. En contraste, algunas de las construcciones rescatadas en la zona arqueológica
de Monte Albán constan de dos o más cuerpos superpuestos. Este rasgo arquitectónico es resultado de la influencia
de Teotihuacán sobre la capital zapoteca.
La Zona Arqueológica de Monte Albán se encuentra a una decena de kilómetros de la capital del estado de Oaxaca.
Es administrada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y se encuentra abierta al público,
con horario de 8:00 a 17:00 horas, de lunes a domingo. Para acceder a la zona de monumentos prehispánicos existe
un camino pavimentado desde la ciudad de Oaxaca hasta la entrada del Museo del Sitio, que además cuenta con
servicio de cafetería y tienda de artesanías. La mayor parte de los edificios que pueden ser visitados, fueron
restaurados durante la serie de excavaciones realizadas por Alfonso Caso y sus compañeros, entre 1931 y 1948.
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