Se encuentra situada al final de la Calle de los Muertos, en la parte sur. Este espacio rectangular fue bautizado
con éste nombre por los conquistadores españoles del siglo XVI, que pensaron que se trataba de un lugar militar.
Es un patio con habitaciones alrededor donde se supone que vivían los sacerdotes y los gobernantes. En su lado
este se encuentra el Templo de Quetzalcóatl.
Se halla a una cierta distancia de las dos grandes pirámides, en la Calzada de los muertos. Fue un descubrimiento
arqueológico de 1920. Estaba soterrado por una pirámide de paredes lisas, sin ningún tipo de ornamentación.
La civilización tolteca cuando conoció el sitio de Teotihuacan lo adoptó como enemigo y como ciudad santa.
Su costumbre fue la de enterrar allí a sus grandes señores. Los toltecas construyeron entonces este templo.
Lo mandó levantar el rey Mitl, que vivió entre 770 y 829. Cuando se descubrió, bajo de la pirámide lisa, salió a
la luz toda su decoración de mosaicos hechos con piedras, las cabezas y símbolos divinos del dios Tláloc (el dios
de la lluvia y señor del trueno y numen local del valle de México), y del dios Quetzalcóatl (la estrella matutina,
la serpiente emplumada, genio nacional). Este dios lo adoptaron después los aztecas y creyeron verlo en la figura
de Hernán Cortés). Tenía pues una doble advocación.
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